Las pruebas de tamizaje son aquellos exámenes aplicados con el fin de identificar una población, aparentemente sana, en mayor riesgo de tener una determinada enfermedad.
Para identificar pacientes con alto riesgo de ECV, el tamizaje inicial (idealmente de manera prehospitalaria) podrá hacerse con la escala de evaluación Cincinnati o Los Ángeles. En la escala de Cincinnati, una anormalidad hace que el tamizaje se tome como positivo. En la de Los Ángeles se toman en cuenta antecedentes, la probabilidad de ECV se establece al responder SÍ a los seis puntos.
Las personas que en el tamizaje tienen un resultado positivo
deberán someterse a una prueba confirmatoria.
Pruebas confirmatorias:
- Tomografía computarizada: esta prueba permite saber si la
ECV es isquémica o hemorrágica.
- Electroencefalograma: muestra la función cerebral.
- Resonancia magnética: presenta los vasos, sean arterias o
venas que puedan causar un ACV.
- Angiografía: determina el estado de los vasos y nervios
del cerebro, y si se encuentran obstruidos. Es la técnica de elección en el
estudio de los aneurismas cerebrales.
- Fonoangiografía carotídea: determina la localización e
intensidad de la estenosis.
- Ultrasonografía Doppler. Este estudio emplea ondas sonoras
para estudiar el flujo sanguíneo de las arterias carótidas que llevan sangre al
cerebro. Los cambios de frecuencias presentes podrían indicar un estrechamiento u
obstrucción de la arteria carótida.
Referencias bibliográficas:
2. Texas Heart Institute. Diagnóstico del accidente
cerebrovascular. [Internet]. 2016. [citado 10 nov 2019]. Disponible en: https://www.texasheart.org/heart-health/heart-information-center/topics/diagnostico-del-accidente-cerebrovascular/
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